Blanqueamiento dental
El procedimiento consiste en aplicar un gel blanqueante de peróxido de hidrógeno o peróxido de carbamida sobre los dientes. Esto produce un cambio químico en el esmalte y elimina tinciones y coloraciones.
Cada vez salen al mercado nuevos métodos blanqueantes formulados a base de bicarbonato, carbón activo u otras sustancias que producen un “blanqueamiento” por efecto mecánico, eliminando la capa más externa del diente. Estos métodos son menos fiables y, a largo plazo, pueden provocar sensibilidad, ya que no están supervisados.
El blanqueamiento dental, al igual que el resto de los tratamientos dentales, puede provocar efectos secundarios como sensibilidad o reabsorción radicular, si no se usa de la manera adecuada. Por ello, es muy importante realizarlo siempre bajo la supervisión de un dentista.
Blanqueamiento en clínica
Se realiza por los odontólogos en las clínicas dentales y puede ser activado, o no, con luz LED. Antes de comenzar con el procedimiento, el dentista hace una revisión para comprobar que el tratamiento puede ser efectuado sin riesgos.
Los dientes se aíslan y se aplica el gel (con o sin luz). El dentista está pendiente durante todo el proceso de las sensaciones del paciente para evitar sensibilidad.
Blanqueamiento domiciliario
Como en su casa el paciente no está bajo una supervisión, la profesional receta un gel blanqueante con menos potencia para evitar daños en encías o labios.
El odontólogo realiza férulas personalizadas a cada paciente y le explica el procedimiento. Consiste en aplicar un gel en la superficie dental y colocar la férula durante un tiempo concreto.